martes, 27 de mayo de 2008

La última elegía compuesta por Isabel Coixet

La directora de cine Isabel Coixet. ©Luis Sevillano
...Respeto el cine que realiza la directora catalana Isabel Coixet. Desde el comienzo su búsqueda ha estado dirigida a la narración íntima y cercana, de construcción poética, en la que los gestos y silencios son una parte importante de su discurso, en donde la tragedia siempre está presente, pero no como sorpresa, sino como un resorte para la toma de posiciones ante la vida, tal como lo apunté en mi entrada acerca de su corto para la película Paris Je t´aime.

En esta oportunidad nos entrega Elegy, con un guión a cargo de Nicholas Meyer, en una adaptación de El animal moribundo (2001) del célebre Philip Roth. Toda narración puede prescindir de la originalidad del argumento y seguir siendo buena. En este caso, la historia es la clásica de la seducción de un académico veterano, exitoso en su vida laboral, que huye de los compromisos y que vive una intensa relación con una de sus alumnas, la cual logra desmontarle a él, sus estructuras.

Ben Kingsley (David) hace alarde de su maestría al dar vida al personaje del profesor, que seduce al espectador al igual que sus estudiantes; por otro lado, la alumna es encarnada por Penélope Cruz (Consuela) y claro, soy de las del bando (porque con ella hay bandos) que todavía no terminan de creérsela como actriz, pero bien debo aclarar que si es bien dirigida, llega a estar cuando mucho "correcta" en sus papeles, y en esta oportunidad Isabel Coixet logra sacarle brillo por momentos pero no siempre da de sí. Le acompañan un acertado Dennis Hopper y una estupenda Patricia Clarkson (Carolyn), en su papel de alter ego femenino de David.

La directora logra una narración elegante, sofisticada, en el que el peso de la acción recae en las dudas que conflictúan a David, pero temo que me hace mucho ruido Consuela, que sin embargo logra un par de momentos conmovedores, pero no me encaja su acento de cubana, como tampoco me encaja su terrible inglés, que a pesar de la justificación del personaje, que es una cubana, tiene cuanto menos 7 años en Nueva York, asiste a una universidad, tiene dinero ¿y por qué habla inglés tan mal? En fin, que mejor me hubiesen dicho que se acababa de mudar de Miami (que ahí una mayoría chapurrea tanto el inglés como el español) y me lo creo un poco mejor, otra cosa es que no sé si deba al guión, pero el personaje de Consuela es demasiado idealizado para mi gusto, es perfecta (buena, entrega todo de sí, bella, joven, culta, tolerante...) y eso la hace cuanto menos poco creíble, así que el profesor lleva el peso narrativo, y Kingsley se hace con la película al hombro y la rescata de las irregularidades de Pe.

La directora sigue afinando su estilo y desde su despegue con Mi vida sin y luego La vida secreta de las palabras, en esta oportunidad, pone su sello una vez más con su dirección, a una historia cercana al corazón de un animal asustadizo: el seductor profesor David ante el asombro del encuentro y del querer tirar por la borda todo lo que le protege.

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