sábado, 11 de diciembre de 2010

De vacaciones por navidades


 Queridos amigos lectores, es hora de hacer una parada para disfrutar plenamente de las fiestas navideñas que exigen mucho tiempo parea compartir y celebrar. Ayer he cogido mi cámara, aprovechando que había un poco de sol e hice algunas fotos de la ciudad, Múnich, la cual vive intensamente las fiestas navideñas. Una de las cosas que me asombró al conocer un poco de la cultura de estas tierras es que tienen fiestas para disfrutar de la calle en cada una de sus estaciones (si no, permanecerían prácticamente encerrados durante seis meses solo yendo de la casa al trabajo). Así que los mercadillos de navidad no solo es un espacio para el comercio, sino que uno se cita allí con los amigos en medio del frío y las bellas decoraciones. Se come algo y se toman bebidas calientes, así que en medio de unos -7 ºC uno está allí, como si de un bar se tratase, o una feria, es fantástico.



Hay mercadillos en cualquier pedazo de acera o plaza que se preste (en el aeropuerto, en los trabajos, cuando son compañías grandes, etcétera), en los que encontramos figuras para el belén, o para el árbol, regalos, artesanía y claro, muchos postres y diversas comidas en las que nunca faltan las famosas salchichas, aunque hay más delicias que saborear.

El Glühwein, por ejemplo es una de las bebidas típicas de los mercadillos, que ayuda a combatir el frío. Consiste en una suerte de cóctel con vino tinto, a veces un poco de ron, canela (a veces anís estrellado) y conchas de naranja, se sirve caliente. La verdad no es mi bebida favorita, pero si quieres compartir el ambientillo con los amigos allí no quedan muchas opciones. Me gusta más, aunque es un poco menos popular el Feuerzangenwolle, es muy parecido al Glühwein pero a la hora de servir se enciende un terrón de azúcar con unas tenacitas encima de la bebida, así que uno se toma esa bebida recién flambeada.
Bueno, os deseo unas felices fiestas y lo mejor para este nuevo año que comienza. Pasadalo bien.
















 


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuatro hermanas y un libro


En mi último viaje a Gijón he vuelto a la librería La Buena letra. Su dueño esta vez me recomendó el libro, que ya va por su cuarta edición, Cuatro hermanas (Moonflower vine, 1962), de Jetta Carleton (Holden, Misuri, 1013-1999).

La novela ha sido publicada por la editorial Libros del Asteroide. Como curiosidad, Carleton tuvo un gran éxito al publicar este primer libro, pero que terminó siendo el único que llegó a ver la luz como libro editado. La historia es simple, una visita de las hermanas a la granja de sus padres nos deja entrever sus vidas y, a medida que avanza la historia, podemos adentrarnos a sus pasados, llenos de secretos e historias de sueños, amor filial o carnal. El libro se estructura con un comienzo en el tiempo actual de su narrador, y luego se divide en capítulos dedicados a cada uno de los personajes de la familia, en donde podemos ahondar en el pasado de cada uno.

Sin duda Carleton tiene una prosa fluida, insufla a sus personajes vida y verosimilitud, y uno puede imaginar los prados de Missouri, la granja, y toda la vida de pueblo que allí se describe. Las historia familiar junto con las individuales se vuelve un hermoso mapa de las emociones y la memoria.

Para leer un extracto.