domingo, 22 de marzo de 2009

El críptico universo de Lucrecia Martel

. ...Sin duda, Lucrecia Martel (Argentina, 1966) es quizá una de las realizadoras más célebres del cine Latinoamericano. Alabada en Cannes, mimada e impulsada en España por los hermanos Almodóvar, pero sobre todo, su cine despiertas pasiones y odios en la misma medida. Intentaré buscar un equilibrio en esta nota, ya que sin ser su tipo de cine, uno de mis favoritos, también es verdad que tiene muchos puntos a favor en cuanto oficio se refiere. Confieso que me impuse como tarea conocer su trabajo, y pude verlas en orden cronológico, empezando por La ciénaga (2001), una de sus películas con que ganó reconocimiento internacional. . En ella ya se decantan algunas de sus constantes: la construcción de un universo personal y un lenguaje único, que bien veremos en el reto de sus películas, pudiéndose ya reconocer el sello de Martel, como la mirada hacia y desde la mujer, en su discurso. Por otro lado, el retrato de la cotidianidad, es de una realidad pasmosa, diálogos que se superponen, la liviandad de los mismos, nos sirven para obtener un mejor retrato de sus personajes, pero sobre todo de esa sociedad en la que se mueven (pequeña burguesía). . La primera escena en La Ciénaga resulta chocante, un grupo de adultos alrededor de una piscina, medio adormecidos por el calor y el alcohol, presencia un pequeño accidente con una indiferencia sorprendente. La historia se sazona entre la nada y la controversia: el incesto latente que ronda a los hermanos, la incomunicación entre la protagonista y su pareja, que deja ver claramente la crisis matrimonial, el racismo de esa clase media, la homosexualidad... pero al mismo tiempo, no ocurre nada. Un viaje que se planea junto con otra amiga, el dibujo de estas mujeres en lo cotidiano. Es un acierto que, por un lado, rescate ciertas imágenes que pueden pertenecer a la infancia de cualquiera, como la de un niño que canta y disfruta del escuchar su voz alterada, frente al ventilador. Como una extraña contradicción, celebro que en su cine sucedan cosas, pero al mismo tiempo echo de menos que sucedan cosas que cambien realmente a los personajes, obligando un poco a esa visión a distancia de lo que sucede, una suerte de observatorio, en el que cuesta identificarse con sus personajes. Para bien o para mal, su discurso críptico, siempre envuelve sus películas en un aura de misterio y desconcierto. Le sigue La niña santa (2004), ciertamente, un interesante título, en el que varias de sus constantes se repiten, la inclinación hacia lo transgresor como las parafilias: la fratrilagnia (incesto entre hermanos), esta vez más explícito, y el frotismo, en este caso, un médico aprovecha el tumulto en la calle, para frotarse en los cuerpos de las púberes, con lo que le agrega tintes pedófilos... En esta oportunidad, Martel sale con honores de tan difícil contexto. Logra quitarle hierros al asunto, sin dejar que se convierta en un drama o una denuncia. Quizá esta es su película más diáfana en el discurso: varias historias sencillas se entrecruzan en un modesto hotel, en el que se da lugar una suerte de congreso de medicina. La más reciente, La mujer sin cabeza (2008), titulada no sé por qué razón en España como La mujer rubia, es una historia en donde la directora, pretende situar el relato desde el interior de su protagonista, la cual, luego de un pequeño accidente en una carretera, queda alterada y sumergida en la duda, al no saber si lo que golpeó con su coche fue un animal o una persona. Presenciamos los hechos desde esa mirada catatónica y ensimismada; la clase media argentina nuevamente parece mezclada con sus compatriotas de rasgos indígenas, pero solo en una posición de servidumbre. El matrimonio siempre aparece sobrevolado por la infidelidad, la incomunicación y el silencio. Todo ello queda muy bien descrito, y una vez más nos quedamos sin certezas. Está claro, que la directora, no quiere dárnoslas, pero de alguna forma, también ello hace que sus películas impongan una distancia en la que nos es difícil identificarnos. ¿Complaciente?, de ningún modo, ni sus historias ni sus personajes son tratados con mano blanda. Sin duda, un universo interesante, pero que sin embargo nos gustaría que ocurriese algo más que un intenso retrato salpicado de situaciones.

sábado, 7 de marzo de 2009

Reflexión y celebración para El Día de la mujer

Algunas mujeres premios Nóbel.
...A las puertas del 8 de marzo, Día internacional de la mujer, he decidido aparcar la pereza y demás deberes cotidianos, para realizar un post que recordara y homenajeara a las mujeres en su día. Muchas personas se quejan a veces de las luchas feministas, tildándolas de tópicas, o parecen mostrarse contrarias a importantes leyes como las de paridad (en España). Basta tan solo con echar una mirada al panorama político del mundo, donde las mujeres siguen siendo minoría. Luego de los países escandinavos, en el que la cuota de participación política femenina alcanza el 40%, sólo España le ha seguido en esa búsqueda del equilibrio en este terreno de participación, siendo el actual Gobierno el primero que ha compuesto su gabinete por el mismo número de ministros y ministras, además de establecer leyes que instan a los partidos a tener una representación femenina en sus listas de al menos el 40%. Aun con la ley de igualdad, que a algunos les parece exagerada, el Senado español sólo tiene 80 senadoras de 264 que lo componen, según apunta su página oficial. Pero los pasos se van dando y los cambios se van sintiendo poco apoco, aunque hay que seguir luchando por la igualdad. En 2006, por ejemplo, según datos de la Unión parlamentaria, de 43.961 miembros de los Parlamentos del mundo, las mujeres ocupaban tan sólo un 16,4%. Aunque el personaje que he querido hoy reseñar, no es específicamente una luchadora de los derechos de la mujer, sí es un ejemplo de las mujeres que han destacado en el terreno político. Aung San Suu Kuy (Rangún, Mianmar -ex Birmania-, 1945) recibió en 1991 el Premio Nobel de la Paz, en reconocimiento a su lucha no violenta por los derechos humanos y la democracia. Comúnmente comparada con Nelson Mandela, esta mujer, licenciada en Ciencias políticas en la Universidad de Oxford, ha sido impasible en su denuncia del actual régimen de Mianmar y nunca ha cejado en su lucha por la democracia; ninguna de las duras coacciones que han intentado acallarla, han podido doblegar su temple. Es así que ha preferido vivir en arresto domiciliario desde hace más de ocho años, al no acceder al exilio propuesto por el gobierno. Su entereza le ha llevado a vivir lejos de sus dos hijos y a tener que padecer el estar distanciada de su marido, negándosele a éste visitarla en su arresto (aun alegando que el marido tenía cáncer, que le provocó la muerte tiempo después). Ciertamente, estos gestos son los que diferencian este tipo de héroes, que dejan de lado su individualidad (¡sobre todo en este mundo cada vez más ensimismado y egoísta!) y apuestan por cuestiones de crucial importancia colectiva, que afectan al futuro de una comunidad o de un pueblo. Desde acá mi saludo a todas las heroínas cotidianas, a todas aquellas que desde sus espacios suponen para otras mujeres puntos de apoyo o guía. Un día para regocijarnos en todo lo que hemos podido avanzar en derechos y para mirar hacia el futuro, hacia todo aquello que queremos que siga cambiando. Un interesante perfil de Aung San Suu Kuy. Página dedicada a ella Wikipedia Información de interés