La guionista del largometraje Juno (2007), Diablo Cody, ha saltado a la fama sorpresivamente. Podríamos resumir su retrato, partiendo de que el espíritu inconformista de esta chica, de origen tradicional, proveniente de una familia católica de Chicago, que egresó de la universidad de Iowa, y que tenía un marido y un trabajo, como muchas, un día se hartó de los horarios y ropa adecuada para la oficina, y se inscribió en un concurso de stripper. Dicen que no ganó, pero para ella fue un descubrimiento. Respaldada por su ahora ex marido, decidió convertirse entonces en stripper profesional. “Fue liberador, una forma de canalizar mi rebeldía. Nunca me llevé bien con los trabajos de 9 a 17 y camisa blanca. Había caído en un espiral descendente en mi carrera cuando estaba en una edad en la que se suponía que debía avanzar”, confiesa. Cercana a los 30, descubrió que tampoco tenía alma de stripper, reflejándo-se en lo poco que ganaba en comparación a sus colegas. No, definitivamente no es la típica gatita sumisa que tanto atrae al tipo de hombres que frecuentan esos clubes. Dejó entonces la vida nocturna y empezó a colaborar en algunas revistas. Ante tal sazón de anécdotas alrededor de Cody, se tejen ya mitos y verdades. Se afirma que Juno ha sido posible gracias al productor Mason Novick, que, mientras navegaba por internet, en busca de porno, descubrió un blog: Pussy Ranch, escrito bajo el pseudónimo Diablo Cody, quien relataba sus experiencias de stripper. A él le encantó su estilo humorístico y su naturaleza singularmente femenina, y no sólo decidió llevar la historia al cine, alentándola a que escribiera el guión, sino que también le ayudó a conseguir un editor para publicar Candy Girl, un libro en el que recogía sus picantes aventuras en el negocio de los clubes de stripper. En 2007, la guionista estuvo en España, presentando Juno en el Festival de cine de Gijón, y declaró a la prensa: "Ha llegado la hora de escribir guiones de mujeres que plantean historias de mujeres. Siento que éste es un paso nuevo en la cinematografía norteamericana. En estos momentos, hay demasiados hombres escribiendo acerca de los hombres". En febrero de 2008 Diablo Cody se hizo merecedora, de nada más y nada menos que del Oscar al mejor guión. Toda una sorpresa, debido al escaso número de mujeres guionistas nominadas a los Oscar, como también lo fuera que una novata se llevara tal premio. Recordemos que solo Sofía Coppola, en 2004, fue la primera mujer estadounidense en tener tres nominaciones al Oscar: mejor película, mejor producción y mejor guión por la película Lost in Translation, llevándose la estatuilla al mejor guión. La articulista y autora de prestigiosos manuales de guión, Cherry Potter, escribió un interesante artículo para The Guardian, titulado: El Oscar se olvida de ellas, en el que apunta: Desde 1927, año en que empezaron a otorgarse los premios de la Academia, ninguna mujer ganó nunca el Oscar a la mejor dirección. Sólo dos mujeres estuvieron nominadas en esa categoría: la neozelandesa Jane Campion, por El Piano (1993), y la italiana Lina Wertmüller, por Pascualino siete bellezas (1976). En la categoría de mejor producción se impusieron tres mujeres, pero sólo como integrantes de un equipo. Wendy Finerman produjo Forrest Gump (1994) con dos hombres, y tanto Conduciendo a Miss Daisy (1989) como El golpe (1973) fueron producidas por equipos de marido y mujer. Potter afirma que en la categoría guionista, las mujeres lo tienen mejor, ya que hasta la fecha seis mujeres lo han ganado: Jane Campion, por El Piano, y Callie Khouri (1991), por Thelma y Louise, sumándoseles a ellas dos equipos de marido y mujer por Testigo accidental (1985) y El séptimo velo (1946). Marjorie Lawrence, colaboró con el guión ganador de 1945, el de Melodía interrumpida. Cody se suma a esta corta numeración de premios, pero ciertamente alentadora. Foto del New York Times Pero, aunque a veces, algunas guionistas han hecho concesiones para entrar en el negocio, emulando la mirada masculina, resulta interesante que Cody no se sume a la postura convencional y comercial, aquella que no profundiza en los problemas, visiones e intereses de las mujeres, para abrirse paso en Hollywood. Juno, dirigida por Jason Ritman, trata de una adolescente embarazada que decide no abortar y entregar su hijo a una familia de la alta clase americana. Aunque tiene todos los visos para un culebrón lacrimógeno, Cody lo convierte en un verdadero antidrama, gracias al fino humor que le imprime. Sus personajes son entrañables, en especial: Juno (fresca y convincente Ellen Page), con una fuerza potente, su vecino (estupendísimo Michael Cera), casi tonta y hermosamente enamorado de ella, la luchadora madrastra (Allison Janney)... todos ellos permiten conectar con lo verdaderamente humano. Por otro lado, su guión también nos regala una excelente historia juvenil, ante lo cual afirma: “Los jóvenes están infrarrepresentados en el cine, y yo creo que en mis guiones se cubre un hueco, al ofrecer una imagen más real de lo que verdaderamente viven y son». En su antidrama queda también reflejada las diferencias de clases en los Estados Unidos, que la mayoría de su cine no suele mostrar. "En los EE UU esa división es muy grande. En el filme he contrapuesto a la clase trabajadora, sobre la que se depositan las esperanzas y la solidaridad, y la clase burguesa, expresada de un modo más frío y aséptico", ha descrito Cody. Aunque pretendan equipararla con Pequeña Miss Sunshine (2006), creo que le supera en sinceridad y se aleja de las trampas pretenciosas de un cine que catalogan como indie.
Los premios la han catapultado, y ella sigue trabajando ante esta puerta gigantesca que se le acada de abrir. Ya ha vendido varios guiones cinematográficos y está trabajando en The United States of Tara, comedia sobre una mujer con personalidad múltiple, basada en una idea del gran Steven Spielberg.
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