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No sé por qué he recordado una anécdota de mi sapientísima amiga Celeste Midler, cuando trabajaba, hace como una década en la biblioteca del Banco del Libro de Caracas, llegó una tarde, acompañada de su madre, una conocida actriz de telenovelas. Viendo los libros de préstamo que estaban expuestos, la actriz le pregunta, ante la duda de llevárselo, que qué tal era ese libro de La Odisea. .
Bienaventurados los que entran en el reino de los libros, porque, aunque lo hagan desde la ignorancia, su Odisea hacia la verdad habrá valido la pena. Es imposible no dibujar una sonrisa gigante con esa anécdota. ¡¡Vivan los actores y actrices iletrados!!
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