miércoles, 9 de julio de 2008

La fe y la pasión por el saber y las palabras

. ...No todo tiempo pasado fue mejor, si bien puede ser mejor en cuanto a que surgieron figuras de la altura de Sor Juana Inés de la Cruz, (San Miguel Nepantla, 1651 [o 1648] – Ciudad de México, 1695) una de las más grandes poetas de la lengua española, tuvo que hacerse monja para poder ejercer su deseo intelectual: quería leer, escribir y dedicarse a la "la luz del entendimiento". A los 3 años de edad, sus ganas de aprender a leer eran tan hondas que engañó a su maestra, diciéndole que su padre ordenaba que le diese tal lección. Quiso ir a la universidad, aunque tuviese que vestirse de hombre, idea que su madre rechazó. Más adelante, imponía severas disciplinas para su aprendizaje: se cortaba el cabello unos 6 dedos hasta que no pasase una lección autoimpuesta, ya que "no me parecía razón que estuviese vestida de cabellos cabeza que estaba tan desnuda de noticias, que era más apetecible adorno". Los hombres de la iglesia, no veían con buenos ojos la fama y respeto que en el mundo intelectual iba ganando Sor Juana, a lo que el Obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, prologó bajo el cobarde seudónimo de Sor Filotea, un sermón en el que atacaba la incorrección de que una mujer, y sobre todo una monja, se dedicase a tales menesteres. La poeta escribe así una memorable Respuesta a Sor Filotea, la cual es una delicia en cuanto la parte autobiográfica (de allí provienen las citas), y más aún, la viva defensa que hace del derecho de la mujer a escribir y a estar cercana al pensamiento:

"A éstos [refiriéndose a los hombres], vuelvo a decir, hace daño el estudiar, porque es poner espada en manos del furioso; que siendo instrumento nobilísimo para la defensa, en sus manos es muerte suya y de muchos". Luego, cita al menos 28 mujeres que ejemplifican el saber, desde Aspasia de Mileto, maestra del filósofo Pericles hasta la reina de Saba.

Aún así, antes de su temprana muerte, su confesor le obliga a renunciar a su biblioteca (que se tradujo en la donación en limosna de la venta de sus aproximadamente 4.000 volúmenes) y demás instrumentos de estudios científicos.

Recuérdese que en su tiempo la Santa Inquisición estaba activa y los mecanismos de la iglesia para quedarse con una tajada eran implacables.

Muere el 17 de abril por una epidemia que asoló a México en 1695, con tan solo 43 años.

YA QUE PARA DESPEDIRME

Ya que para despedirme, dulce idolatrado dueño, ni me da licencia el llanto ni me da lugar el tiempo, háblente los tristes rasgos, entre lastimosos ecos, de mi triste pluma, nunca con más justa causa negros.

Y aun ésta te hablará torpe con las lágrimas que vierto, porque va borrando el agua lo que va dictando el fuego.

Fragmento

2 comentarios:

  1. Uff, Claudia... Esta mujer es impresionante, pero la poesía que elegiste para esta noche me ha impactado mucho: tienes una sensibilidad que no deja de emocionarme.

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  2. Sí, la verdad que es tremenda, qué fuerza y avidez por las letras y el pensamiento, y su obra, inigualable.

    Cuentan que su aposento se convertía a veces en tertulia de intelectuales, entre los que la visitó está nada más y nada menos que Góngora, dos monstruos de la literatura infiltrados en un convento!

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