lunes, 15 de septiembre de 2008

'Stop- loss': una denuncia que se desvanece

. La directora Kimberly Peirce y Ryan Phillippe en pleno rodaje.
La directora y guionista Kimberly Peirce (Harrisburg, Pennsylvania, 1967), quien fuera reconocida por Boys don't cry (1999), estrenó este año Stop Loss (titulada en los circuitos de cines españoles, uno nunca sabe por qué, como Ausente). Con casi una década de distancia, esta directora reaparece con un drama bélico, que se inicia con el regreso a casa del sargento Brandon, después de haber combatido en Iraq. Brandon es interpretado por el joven Ryan Phillippe, quien deja poco espacio para la convicción interpretativa y mucho más para sus pectorales o su cara linda y monocorde. . Stop loss es un término bastante desconocido, que la directora pone en el tapete, el cual se basa sobre el derecho que tiene el ejército norteamericano para llamar nuevamente al frente, a soldados que ya han terminado su servicio. El drama parte de acá, en el abuso de dicho poder para con estas personas, quienes no pueden rehusarse a tal llamada, so pena de ser perseguidos como criminales. Las consecuencias de la guerra, el trastocamiento de la vida de miles de personas, y todo lo devastador que ello implica, no queda reflejado en la película. El discurso pareciera nunca engranar con los demás elementos narrativos. Abundan muchos momentos vídeo-clip, que se nos antoja una clara concesión de Peirce para una de las productoras de la película: MTV; llamas y explosiones al ritmo de rock duro, un ballet visual de la guerra mucho más cercano a los juegos de videoconsolas que a las amputaciones de miembros o muertes, que acarrean muchos de estos ataques. . La cineasta quiere hacer una crítica política y social y no encuentra el pulso desde le primer momento, no hay posibilidad de identificación alguna, del espectador, con sus personajes ni con las familias. Tampoco se atreve a poner en entredicho el término de patriotismo, que en EE UU puede ser tremendamente delicado. La obediencia a regañadientes pareciera ser el único camino, y los 12.000 desertores de esta guerra, que la directora menciona en alguna entrevista, no se encuentran reflejados con justicia. Quizá la película que mejor se acercado al drama de esta reciente guerra ha sido En el valle de Ehla (2007), de Paul Haggis, que sin tanto bombardeo ni caras jóvenes guapas de soldados, logró acercarnos, de una manera íntima, a algunos visos de la guerra, a lo que puede vivir el entorno de un soldado.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo Claudia. No se puede pretender que un mensaje tan potente como el que pretende articular este filme llegue al espectador con unos actores recién salidos de la última promoción de "Al salir de clase".

    Si te gusto la estupenda "En el valle de Elah" te recomiendo que le eches un vistazo a la estupenda crítica de Óscar Pablos también en nuestra sección de estrenos.

    Un saludo de Víctor de la Torre

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  2. Gracias por tu visita y por tu puntual comentario, y claro, le echaré un vistazo a la crítica que me recomiendas.

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  3. Para los que estén interesados en la crítica recomendada acá:

    http://www.cosasdecine.com/estrenos/?p=226

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  4. Pues sí, una propuesta ilusionante y un resultado más flojo que mi voluntad de salir de casa un domingo con resaca. Y lo peor, el desenlace blandito para todos los públicos, que enjuaga y blanquea el supuesto mensaje de denuncia de la película. A millas de distancia de la notable Boys don't cry.

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