martes, 3 de abril de 2012

Homenaje al poeta el jardín y la ciudad







Imposible soñar con esos cipreses
son el sueño en sí mismo
un túnel que lleva al cielo
nunca al camino


todo es musgo 
incluso las estatuas
los incansables gestos
impregnados de vegetal


la rama arrancada por el poeta
detenerse
como único posible homenaje
y observar.

                                       Verona 2012




Hace años, Goethe escribió un magnífico libro, Viaje a Italia, en el que, a manera de diario de viaje (llevaba aparte un diario), narra su experiencia por los muchos lugares de Italia, en un recorrido que duró desde septiembre de 1786 hasta mayo del 1788. En mi reciente visita a Verona, mientras fotografiaba los Jardines Giusti, los cuales el poeta nombra en sus pasajes dedicados a esta hermosa ciudad,
me decidí, a manera de ejercicio y un poco en broma, a escribir un poema de este jardín y
revisar algunas de sus páginas veronesas. Pero, por si fuera poco mi atrevimiento, también quise acercarme a la obra del poeta en alemán e intenté, libremente, de traducir un par de párrafos que se vinculan con este espléndido jardín, pero que de manera más clara, Goethe deja ver su profunda sensibilidad hacia todo aquello que le rodea:

"Está en mi naturaleza la  voluntad de reverenciar, gozosamente, todo lo grande y bello, y cultivar tal disposición hacia tan maravillosos temas, día tras día y hora tras hora, este es el más dichoso de todos los sentimientos".

"... esta rama la cogí del jardín Giusti, el cual goza de una situación excelente y tiene unos enormes cipreses, que punzantes permanecen en el aire. Probablemente, las puntas podadas de los Taxus de los jardines nórdicos imitan la forma de esta maravillosa obra de la naturaleza. Un árbol cuyas ramas, viejas y nuevas, que de abajo hacia arriba pretenden el cielo y  que todo ello trescientos años dura, es digno de veneración. A juzgar por el tiempo en que fue creado, estos deben haber alcanzado su edad más avanzada".
























Libro en el original en alemán, gracias al Proyecto Gutenberg.
Un blog en español con todo el libro: Viaje a Italia.

Traducción de los fragmentos de Goethe, fotos y poema: Claudia Hernández.

12 comentarios:

  1. Como bien dices en tu poema, Claudia, los cipreses son túneles que llevan al cielo. Por eso, en los cementerios siempre hay cipreses, para guiar las almas de los difuntos hasta el infinito. De hecho, durante la primera parte de mi vida, en Santander, los únicos cipreses que conocía eran los de los cementerios y, por eso, me dejaban triste. Luego, cuando conocí el Mediterráneo y los ví en los jardines, en las márgenes de las carreteras.. empecé a cambiar de opinión. Son bellos y estilizados. No me extraña que a Goethe le gustaran.

    ResponderEliminar
  2. Sorokin, qué bonito lo que has escrito, la verdad es que no me detuve en esa relación cielo-cipreses-cementerio... interesante.

    ResponderEliminar
  3. Qué bello post y que bello recuerdo a Goethe, para mi el poeta de la naturaleza y la percepción más sensible.
    Yo misma hice una vez una canción, que recogía estos bellos versos:
    "Sé que nada me pertenece, sino el pensamiento que sin grilletes fluye de mi alma, y todo momento favorable que el destino cauto, me permite gozar profundamente".
    Creo además que estos versos conectan muy bien con tu poema y con todo lo que expresas en este artículo. Gracias.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Hola amiga, tengo la suerte de amar los cipreses con nostalgia de mi Andalucía natal, digo la suerte porque la nostalgia me reconforta y me sirve para sentirme en ocasiones vivo.
    Yo cogí una rama de mi tierra y la llevo en mi mente constantemente.
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Preciosa entrada.

    Indudablemente los jardines tienen algo especial que los hace casi mágicos. Ojalá todos tuvieramos la misma facilidad para describirlos de una manera tan bella.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Claudia, comenté tu entrada hace ya varios días y veo que has moderado otros comentarios posteriores y no el mio. Me pregunto si estará en span, porque me ha sucedido en algunos otros blogs.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. ...que punzantes permanecen en el aire.
    ....nunca al camino.
    Te has mimetizado perfectamente en el escritor, admiro tu sensibilidad y tu talento.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Hola Clau. Otra maravillosa entrada, una genial combinación de tus fotografías con las caricias de las letras de Goethe.

    No conozco el lugar, pero gracias a ti ya lo respiro.

    Un beso y perdona no haberme percatado antes de la entrada!

    ResponderEliminar
  9. Claudia: te comentaré como anónimo a ver si así tengo más suerte. Mis comentarios deben estar llegándote a alguna carpeta de span o en algún lugar desconocido. Te he escrito varios comentarios, ninguno se ha publicado. También te he escrito un correo, pero dudo que lo hayas recibido. No sé a qué se debe, quizás los cambios que ha hecho blogger, me pasa en varios blog, sobre todo los que tienen los comentarios debajo de las entradas, no estoy segura, pero es un poco desalentador escribir comentarios y ver que se pierden.
    A ver si como anónimo consigo que esto te llegue.
    Un beso.

    Viena

    ResponderEliminar
  10. Que hermosas evocaciones Claudia, Verona es tan inspiradora y tus fotos y tus palabras han retratado muy bien toda esa belleza. Me ha traído muchos recuerdos y me ha resultado curioso pensar que para alguien del norte un ciprés es algo más asociado a la muerte, como bien decís aquí en el Mediterráneo son parte del paisaje, yo siempre desde pequeña los asociaba a la Roma Imperial, no sé el porqué, tal vez porque en Itálica y otros lugares de ruinas rumanas siempre había cipreses al lado.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. Qué bella mirada a ese jardín veronés de los cipreses, siglos después del paso de Goethe, a través de tus ojos, Claudia. La emoción del viajero/a que descubre se renueva, mientras el ciprés permanece erguido al cielo, como tan bien ha descrito Sorokin. Sigue enseñándonos los hermosos rincones que entre abres como la cremallera de una mochila de viaje.

    ResponderEliminar
  12. Toda la intensa pasión que eres siempre deja entreverse en todos tus gestos. Si ya tu entorno logra confundirse con tu esencia, entonces, surge el poema, y ya no solo lo sueñas sino que lo conviertes en un cielo que todas y todos podemos contemplar.
    Puedo imaginarte, en silencio a ratos, vibrante otras, paseando tu mirada, tu inquieta mirada y tus pasos sobre ese jardín.
    Debió ser lo que Jung llama el inconsciente colectivo lo que te llevó a escribir:
    ...son el sueño en sí mismo
    un túnel que lleva al cielo...

    Mi relación con los cipreses se estrecha por mi trabajo creativo con los olores, por medio del cual descubrí esa doble vertiente del espléndido árbol: símbolo de muerte y de vida, desde el antiguo Egipto,pasando por la Roma imperial y llegando hasta nuestro imaginario simbólico contemporáneo.
    Deliciosa entrada sensiblemente acompañada por los comentarios que has despertado. Gracias por compartir lo visto, lo no visto; lo sentido.

    ResponderEliminar

(no se publicarán comentarios con intenciones soeces)