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jueves, 20 de noviembre de 2008
Tijeras para invocar la palabra
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...En mi reciente viaje a Venezuela, tuve la oportunidad de encontrarme nuevamente con viejos amigos. La maleta, se llenó de ron, café y libros. Entre los pequeños tesoros, que traje en mi botín, está el poemario de mi amigo Edmudo Ramos Fonseca, Tijera de barbas (Edit. El Perro y la rana; Caracas; 2007).
Estructurado en cuatro partes, el olvido y la ausencia giran en un discurso cercano a la ciudad, pero que a la vez se inserta un territorio más íntimo, tal como se refleja en su primera parte, Los instrumentos del adiós:
IV .
A las faldas de la ciudad, tus rodillas; al vestido de casa, tu ausencia.
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En su segunda parte, Devenir en ella, la ciudad vuelve a ser un espejo para reflejar el deseo y la memoria; pero no es cualquier ciudad, sino una del trópico, en donde hay perros y gatos por la calle, mangos, pájaros, sol...
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XII
A la ciudad la rodean las montañas, de un lado la monotonía del mar, mi deriva; del otro, esta tierra que se guarda de todos, del sol, de la lluvia, del frío, de lo que nos pronuncia, de todo eso que es recordar.
Un otro margen, la terecera parte, se va internando en un terreno más onírico, todas las otras constantes aparecen acá, la ausencia, lo elemental, la memoria, pero el poeta también reflexiona acerca de la palabra y la escritura:
IV
La palabra tiene peso, un peso muerto, por ella no me levanto, por ella entiendo que no puedo encararte: ave, brisa, luz. La palabra me acomoda bajo tierra, me hace piedra, crezco como un metal permeable, dado al musgo, a la penumbra, a no saber pronunciarte, a nuestra corrosión.
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El libro cierra -y ha sido la verdad un gran acierto- con el poema Tijera de barbas. Esta cuarta parte, a diferencia de las anteriores (en prosa), los poemas cambian su estructura hacia el verso y se hace más narrativo. Sentimos, al leerlo, que entramos en un espacio más hondo, símbólico y secreto.
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III
Me quitaron los lápices
las plumas
Prohibieron las hogueras
los trozos de leña
el carbón
Me venden en una jaula que nunca toca el piso
que inicia novenarios
Me venden en silencio
cuidan mi silencio
Los alertan
El poema se ha ido
la vida en las palabras se ha ido
lo que escribo tiene filo
destaja
parto al escribir.
Edmundo Ramos Fonseca (Caracas, 1971) es poeta guionista e investigador. Desde hace varios años fundó la productora audiovisula Miope Films, labor que combina como editor, al frente del Departamento de Divulgación institucional (Facultad de Arquitectura y urbanismo; Universidad Central de Venezuela). En el año 2004 publicó el poemario Poemas In festus (Colección Vitrales de Alejandría; Edit. Eclepsidra; Caracas)
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Siempre nos presentas a artistas maravillosos, pero si son amigos mejor. ¡Qué bellos versos!
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