Carlos Mosiváis (Izda.) y José Saramago.
El 18 y 19 de junio pasado murieron dos grandes escritores, el portugués, José Saramago y el mexicano, Carlos Mosiváis. El primero, destacó por su literatura y el segundo por sus crónicas y ensayos. A ambos les unía también su pensamiento de izquierdas, cuestión que los medios tienden a desdibujar o, simplemente, pasar por alto, como lo ha hecho El País al publicar la noticia de la muerte de Monsiváis.
Los dos fueron escritores extraordinarios y ejercían una seria crítica hacia el acontecer político, social y económico, cuestión que se echa de menos en estos tiempos tan light y en donde pareciera todo más homogéneo: desde las noticias hasta la creación misma.
Desde acá, quisiera despedirme de estos dos maestros y, aunque los echaré de menos, siempre estarán sus palabras y sus obras a las que se puede volver una y otra vez. Esa es la maravilla del arte y del pensamiento.
Una breve entrevista a José Saramago:
Un interesante vídeo de Monsiváis: Retrato hablado (de cinco partes, acá sólo colocaré la primera, el resto pueden verse en internet)
Admiro a los escritores que no tienen miedo de enfrentarse a la hipocresía social de todos los tiempos y estos dos escritores eran de esos hombres. Ahora, muertos, tendrán homenajes y dedicatorias, cuando estando vivos, eran como un incómodo invitado para los poderes económicos y los gobernantes.
ResponderEliminarSi como yo creo sólo se ha vivido si se ha sido libre y sólo se es libre si se dice lo que se piensa, estos dos hombres han estado ahí, han vivido y creo que es lo mejor que puedo decir de ellos.
Buena entrada Claudia. Un beso.
El título de tu post es de lo más certero Claudia, se han ido pero siempre quedará su trabajo con nosotros, es esa maravilla del arte de la escritura creada por el ser humano.
ResponderEliminarA Monsiváis nunca lo he leído, así que habrá que ponerle remedio. Pero Saramago... qué puedo decir de este gran hombre, jamás leí historia de amor más hermosa que la escrita sobre Baltasar Siete Soles y Blimunda Siete Lunas en el "Memorial del Convento", sin duda mi libro preferido del escritor. Me gustaron mucho también "Ensayo sobre la ceguera" y "Todos los nombres", pero ah esa magia del Memorial... Tengo pendiente su último libro, lo haré tranquila, en vacaciones, disfrutando de cada una de sus páginas con la trascendencia de que fueron las últimas.
Una de las cosas que nunca olvidaré de Saramago, es su discurso en la entrega del Nobel. Sentenció con un "el hombre está más cerca de Marte que de sus semejantes".
Muchas gracias Viena, por tus palabras y comentarios. Muy cierto lo que apuntas acerca de la libertad de decir lo que se piensa. Y aunque parezca mentira, cada vez es más dificil.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que comentas Delikat, creo que el mercado editorial español no ha dado paso grandemente hacia los grandes escritores latinoamericanos. Mosiváis es casi un Betsellers, ya que sus ensayos suelen ser muy digeribles pero no por ello menos críticos o rigurosos.
La última de Saramago tampoco la he comprado ni leído, pero será una tarea pendiente. Sin duda, la que guardo especialmente en la memoria es "Todos los Nombres". Gracias por traernos acá esa cita maravillosa (y dolorosa) que sentenció Saramago en la entrega de su Nobel. Lo que tenemos que hacer es tratar de acetrcanos siempre más al hombre, sin duda.
Como siempre, muy buena reflexión sobre estos dos grandes escritores. Leí "Escenas de pudor y liviandad" de Carlos Monsiváis en mis tiempos mexicanos: un libro precioso, pero no un libro de ficción. Desde entonces no ha vuelto a leer nada de él, tienes razón que en el mercado editorial español no ha sido muy popular, aunque no estoy totalmente de acuerdo contigo cuando dices que "no han dado paso grandemente a los escritores latinoamericanos": nos han llenado las librerías de obras de García Márquez (bien), de Cortázar (sobrevalorado), de Borges (muy bien), de Isabel Allende (no me gusta), de Vargas Llosa (valen las primeras obras), de como se llame la de "agua para chocolate" (que no soporto), de Juan Rulfo (este sí, genial) y veinte mil más ...
ResponderEliminarClaudia, disculpa por ser un poco polémico, no te enojes. Seguramente tienes razón y hay muchos otros que aquí(en España, digo, no en Bélgica) no son conocidos.
Como ha ocurrido en otras ocasiones, el destino ha querido que dos gigantes se vayan casi al mismo tiempo. De Saramago me impactó 'Ensayo sobre la ceguera' y me costó terminar 'La caverna', y Monsiváis lo conozco a retazos, a a través de la ventana que me descubrió mi mujer y sus amigos poetas. Como dice Delikat, este verano es un momento perfecto para saborear algunas de las palabras de ambos. Como bien dice esta entrada, ambos también profundamente comprometidos en la lucha contra la desigualdad social y la alienación del sistema capitalista. Que no lo silencien los medios, porque antes que escritores, eran humanistas.
ResponderEliminarQuerido Sorokin, la polémica cuando es de buen talante siempre es bienvenida en este blog, por favor, no dejes de hacerlo cada vez que tengas chance. Además, me encanta la polémica como mi querido Mosiváis, polemista de vocación.
ResponderEliminarY en cuanto a los autores que citas, muchos de ellos corresponden a lo que se llamó el Boom de la literatura Latinoamericana, y coincido CASI TOTALMENTE con tu breve descripción: Cortázar (sobrevalorado, puede que sí. Mi escritor vivo, predilecto afirma que un mal cuento de Borges siempre es superior al mejor Cortázar).
-vargas Llosa, por Dios, no escribió nada bueno después de La Ciudad y los Perros. García Márquez, bien, como apuntas. Isabel Allende, nunca me ha gustado, su literatura para mí no deja huella y me resulta aburridamente light.
-Mi "casi" se refiere a lo tibio que adjetivas a Borges, que es uno de los escritores que resulta un género en sí mismo. Grande, sin duda.
Pero casi todos ellos, eceptuando a I. Allende, corresponden al Boom, que llenó las estanterías del mundo entero. Más allá de eso, en España se publican más escritores malos españoles que buenos latinoamericanos, por decirlo de algún modo- Es como si prefiriesen atender su negocio como negocio (local) y no ver la cantidad de autores maravilloso que todo un continente ofrece.
Ah, con este verano y esta conversación, ya me entran ganas de seguir pero con una cerveza en mano.
Salud, monsieur Sorokin
Ah, se me olvidaba Rulfo, otro grande que has nombrado, que con dos libros pequeñitos en páginas logró pasar a la historia de la literatura.
Buena polémica :-) Uno de los grandes olvidados del comercio librero y al que considero un grande de la literatura, ya no sólo latina sino universal, es Manuel Mujica Láinez. "Bomarzo" es mi libro favorito hasta el día de hoy (bueno... y "Bella del Señor" de Albert Cohen... otro grande a mis ojos)
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, Claudia. Es cierto que me he quedado corto con Borges. Para decir la verdad tengo toooodas sus obras en mi biblioteca y es uno de los pocos autores que releo sistemáticamente de vez en cuando. Lo decubrí hace ya un porrón de años, cuando yo era estudiante. Nunca se pueden olvidar cuentos como "la biblioteca de Babel", "el Aleph" o "el jardín de senderos que se bifurcan".
ResponderEliminarDe Cortázar hay muchos cuentos que me gustan, como "la noche boca arriba" o "el axolotl". pero por algunos de sus libros, como "el libro de Manuel" ha pasado el tiempo de forma inclemente.
Y Rulfo, es una maravilla. Una vez, en México, volvía en coche, por la noche, de Catemaco a Veracruz en compañía de una amiga veracruzana. De repente, ella miró a la derecha de la ruta y gritó: "mira, mira la viejita cubierta de harapos". Miré. Y te puedo jurar que no había nadie. Puro Rulfo.
Querida Delikat, me alegro que te sigas sumando a esta discusión tan sabrosa, como dirñian en mitierra natal. Acerca de M.M. Láinez, confieso que no lo conozco. Pero tomo nota, acabo de leer que su última novela, la comparan con el barroco de Carpentier. Eso es lo maravilloso de la liteartura, siempre hay secretos (casi todos a voces) por descubrir... es inagotable.
ResponderEliminarSorokin, en cuanto a Cortázar, hemos sido duros con él. La verdad que gracias a García Márquez y Cortázar me inicié en la lectura, y ello tiene mucho mérito. La verdad que Cortázar tiene cuentos memorables como La noche boca arriba, por nombrar alguno.
Por cierto, tu anécdota mexicana describe muy bien eso que llamaron como "Realismo mágico". En Latinoamérica esos fantasmas están cercanos a nuestra forma de ver y sentir el mundo, de una manera pasmosa.
Gracias amigo de Os Bobolongos por entrar, leer y participar.
Se les quiere.
Interesantes comentarios al igual que tu entrada, querida Claudia.
ResponderEliminarSi vengo poco a visitarte no es por falta de querencia es por que cuando vengo leo y veo todo lo que me he perdido.
Me agrada que hayas citado al buen Monsi, pues a pesar de que es un autor que siempre se dedicó a escribir sobre los mexicanos es conocido mundialmente, aunque sea poco leído en otros lados. La verdad es que fue muy triste su muerte, por todo el conocimiento que tenía y porque por desgracia no hay quién ocupe el enorme hueco que dejó. Era el encargado de explicarnos a nosotros mismos. Junto con su pérdida se dió otras dos, la de Gabriel Vargas y de Armando Jimenez, el primero caricaturista autor de la Familia Burrón y el segundo autor de la Picardía Mexicana, ambos, si no los tres grandes estudiosos y conocedores de la cultura popular mexicana. Y como te digo se van los grandes y no hay quién ocupe sus zapatos.
Por otro lado coincido con casi todos los gustos de Sorokin, a excepción de Cortazar, que a mí me encanta. Y la recomendación de Manucho: Manuel Mújica Laínes sobre Bomarzo es verdadera, un excelente libro, búscalo y te convenceras.
Un abrazo fraterno
Gracias por pasarte, Carmen, y comentar ampliamente. Em gusta que una mexicana dé su opinión acerca de este grande, muy bien lo has dicho, la cuestión es que es muy difícil que otra persona se acerque a su figura y sabiduría tan digerible, pero sobre todo, a esa lucidez que le acompañaba y de la que todos disfrutábamos.
ResponderEliminarOtra cosa, he sido dura con Cortázar, sí, pero me lo he leído todo y lo quiero, aunque para mí ya no sea lo mismo, como si me diera miedo releerlo por encontrarlo menos apasionante que a mis 15 años.