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domingo, 18 de enero de 2009
La transparencia infinita de Gego
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...Escapando del nazismo, la artista germano-venezolana Gego (Gertrud Goldschmidt; Hamburgo, 1912- Caracas, 1994) llega casi por azar a Venezuela. Proveniente de una familia judía, emigra en 1939, recién graduada de arquitecto-ingeniero (en la hoy Universidad de Stuttgardt) a la capital venezolana, estableciéndose allí de por vida.
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Gego es considerada como una de las más importantes artistas latinoamericanas de la mitad del siglo XX. La manera en que llevó a cabo su obra, mantiene cierto paralelismo con la gran Louise Borgeois, ya que la ejecuta de manera retirada, atenta a los ismos pero sin dejarse arrastrar por ellos, lo que ha dejado como resultado una obra particularmente singular, difícil de insertarla entre los movimientos de moda.
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Tomó ( y reinterpretó a su modo) algunos de los conceptos constructivistas: la negación no solo del color, sino también de medir la obra a través del sentimiento y la ternura, pero cabe aclarar que Gego, esa "ausencia de sentimiento" se acerca más a la mirada Zen, que invita a la calma contemplativa. Es así que la proclamación de los ritmos cinéticos, la artista no se hace eco de ello, y si bien apuesta por la línea curva en (casi) la totalidad de su obra, ese movimiento se acerca más a lo hipnótico, semejante a la ondulación del movimiento del agua en los ríos.
Más adelante entra en contacto con la abstracción geométrica que tiene un rasgo más subjetivo, cercano al lenguaje de su obra. Una vez más, se interesa por algunas de sus premisas, como el juntar las formas simples, geométricas, para componer un espacio irreal.
Algunos estudiosos, intuyen, no sin razón, que la artista, en algunos de sus viajes a Nueva York entrara en contacto con la obra de Richard Buckminster Fuller, de la que se desprende, sino una impronta, grandes paralelismos.
Por otro lado, el movimiento cinético venezolano tuvo una gran fuerza, representado por dos grandes figuras Jesús Soto y Carlos Cruz Diez, pero Gego, aún teniendo en común el movimiento y la vibración, se separa sobre todo, como bien lo apunta Iris Peruga, en que "Gego no asume la tecnología como fundamento de sus investigaciones".
La artista construye una obra en donde el esteticismo se hace a un lado, quedando al desnudo los materiales, nudos y conexiones entre sus estructuras. El volumen es más bien una invocación al espacio, sugerido, apoyado en las transparencias.
Gego construye una suerte de redes con alambres metálicos, finísimos. Apegada a sus materiales y formas, crea una serie de dibujos a partir de dichas estructuras: la sombra reflejada por la luz en el objeto, era la constatación de ese arte cada vez más cercano a la sutilidad inherente a su obra, que se acerca a la delicada línea de lo espiritual.
Su obra forma parte de las colecciones de museos como el MOMA de Nueva York y, en los últimos años, se han llevado a cabo en museos del mundo, exposiciones restrospectivas de esta gran artista: Museo de Finas artes (Huston), el Macba (Barcelona), Museo de Bellas Artes (Venezuela) y el Malba (Buenos Aires).
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Otro nuevo y sorprendente descubrimiento a través de tus inquietos ojos. Sí que es cierto que transmite cierta espititualidad zen, y, por momentos, esas contrucciones en espiral, que parecieran alambres suspendidos, a buen seguro que llevan escritas parte del horror nazi que dejó en Europa.
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