Hace seis años escribí una entrada acerca del cementerio de Montparnasse. Para los que hemos crecido en una cultura del Caribe, pasearse por un cementerio es realmente raro y no es una costumbre extendida. En Europa he aprendido a disfrutar de estos paseos, ya que hay verdaderas maravillas en cuanto belleza e historia.
Una de las tumbas de parejas más originales, sin duda, que he visto, la
de Auguste Journet (1786-1826).
En cuanto al
cementerio de Père-Lachaise, hacía mucho tiempo que quería visitarlo, e incluso, en mi penúltima visita a la capital francesa, un aguacero me impidió llegar, y eso que yo estaba justo al frente, sin poder cruzar la calle. Este año disfruté de unos soleados días primaverales en París y finalmente, pude visitarlo. Pero os advierto, encontrar las tumbas, a veces, no es tarea fácil.
monumentos más grandes construídos en este cementerio.
Este cementerio es considerado el más visitado del mundo. Recibe, anualmente, unos tres millones y medio de personas, además, también es considerado uno de los espacios verdes más grandes de la ciudad.
Al fondo en lo alto, monumento Nast.
Un poco de historia
En 1780 se aplica por primera vez una ley (que fue decretada 15 años atrás) que prohibía cementerios en la ciudad. París entonces tuvo problemas por la falta de lugares para enterrar a sus ciudadanos fallecidos. Napoleón, en su época de cónsul, decreta que "Todos los ciudadanos tiene el derecho a ser enterrados, sin importar su raza o religión". Con ello quería solucionar los problemas en torno a los no creyentes, excomulgados, artistas y pobres. Así que en junio de 1804 aparece el Decreto Imperial de Entierros, que fija las normas del emplazamiento y organización de los mismos. A raíz de esto, a finales del siglo XIX fueron creados varios cementerios (Montparnasse, Montmartre, Passy y Père-Lachaise).
Su concepción (1803) estuvo en manos del arquitecto neoclásico
Alexander-Théodore Brongniart, quien diseñará los ejes principales como un inmenso jardín inglés, aprovechando lo escarpado del terreno y su vegetación variada. En 1804 el cementerio fue oficialmente abierto. En sus orígenes, se quería dar solución a cuatro de los distritos (de la
rive droit) de la época (5º, 6º, 7º y 8º). Pero los parisinos no vieron con buenos ojos el ser enterrados a tal altura y tan lejos de la ciudad y, para colmo, en un barrio popular y pobre, así que en ese primer año apenas hubo trece tumbas.
Así que en 1817, para darle un poco de caché al cementerio se trasladan allí los restos medievales de la
pareja mítica:
Eloisa (la primera mujer de letras de occidente) y
Abelardo (padre de la escolástica), así como la de Molière y La Fontaine, y ya no hizo falta más para que su fama no fuera sino
in crescendo. La oportuna ley, que promulgó Napoleón para asegurarse que todos fuesen enterrados, dio inicio a la construcción de una suerte de cementerios dentro de los cementerios. En Père-Lacahaise existieron parcelas para judíos y musulmanes, siendo el primer cementerio musulmán del país, ambos estaban delimitados con muros, para adaptarlos a sus costumbres. Unos casi ochenta años más tarde
se prohiben las parcelas confesionales, con la ley de un Estado laico que separa la Iglesia del Estado y, aunque se retira la cruz que tenía el cementerio, los signos religiosos en las tumbas se dejan.
muerto a los 12 años de edad.
Monumentos y obras de arte
Sin duda este cementerio es un gran museo al aire libre que, además de sus hermosos jardines, tiene alrededor de 1700 obras de arte que se pueden disfrutar en el paseo. La verdad es que es muy grande y dudo que se pueda recorrer completo en un solo día sin agotarse. En la lista que se consigue en el mapa del cementerio de monumentos y memoriales hay unos 23 (pero hay muchos más). Como el de la foto (abajo) del
general Lecomte y Clement-Thomas, ambos son de los primeros fusilados de la
Comuna de París (habían sido identificados como ejecutores de muchos ciudadanos). Cabe destacar que, durante esta, los federales instalaron allí su artillería, debido a la localización estratégica de la colina, convirtiendo a Père-Lacahaise en un escenario de una guerra civil, pero fueron casi inmediatamente cercados y fusilados, en lo que ahora se recuerda como el
Muro de los federados.
Abajo, podemos ver detalles del monumento funerario de uno de los pintores más célebres del Segundo Imperio, el pintor
Paul Baudry. La escultura en bronce, obra de
Antonin Mercié, compone una obra en la que la Fama flanquea al busto del artista para coronarle con los laureles y, a los pies, el Dolor es representado magníficamente por una mujer en frente de la paleta de pintura.
Construido en la década de los años cincuenta por
Albert Bartolomé, el monumento a los muertos queda adosado a una colina, llevó doce años de trabajo, y fue inaugurado en 1899. En sus inicios, aunque celebrada, no faltaron las quejas de acusarlo de ser un monumento laico, cuestión que se aleja bastante del tradicional arte funerario, sobre todo en esos tiempos.
Las personalidades que allí yacen
Tumba del director de cine Claude Chabrol.
La
lista de personajes famosos de Père-Lachaise es inmensa y difícil de establecer una cifra concreta. La lista junto con el mapa que uno consigue en el cementerio llega a unos 70 personajes célebres, y está elaborada partiendo de un criterio de "los más solicitados", pero s
e calcula que hay unas 5000 "personalidades" enterradas, si se atendiese a los criterios de búsqueda de Google, por ejemplo.
Tumba de Simone Signoret e Yves Montand.
Otras cifras más conservadoras apuntan a 200 (que no es poco). Fuera de la lista están, además, están personas fallecidas más recientemente y, aveces, algunas quizá menos célebres para los no cinéfilos, como es el caso de uno de mis directores de cine favoritos, el gran
Claude Chabrol. Muy cerca esta enterrada la talentosísima actriz,
Simone Signoret, junto a su amado, y también actor,
Yves Montand; un poco más allá, queda la tumba del jazzista Michel Petrucciani (que sí se encuentra en la lista), por ejemplo.
Abajo, vemos el cenotafio (que no están los restos de la persona allí) dedicado a uno de los más famosos compositores italianos:
Gioacchino Rossini.
Abajo, el Mausoleo familiar del que fuera considerado (no sin polémica) uno de los renovadores de la arquitectura de París,
George-Eugène Hausmann.
En la siguiente foto vemos la tumba del poeta y dramaturgo romántico
Alfred de Musset, que como buen romántico, murió de tuberculosis, dejando tras de sí una prolífica obra y una biografía algo tormentosa. El busto fue esculpido por
Jean-Auguste Barre. Un hermoso octasílabo reza en su epitafio:
Queridos amigos, cuando yo muera, planten un sauce en el cementerio, amo su follaje afligido. Su palidez me es dulce y querida, y su sombra será ligera a la tierra donde yo dormiré. Lamentablemente, la tierra del cementerio no permite plantar este tipo de árbol y su deseo no se cumplió. Del otro lado está inscrito su poema
Recuérdame. Que me he atrevido, al igual que el epitafio, traducirlo sin ninguna pretensión.
Recuérdame, cuando sobre la fría tierra
mi corazón roto duerma por siempre;
Recuérdame, cuando la flor solitaria
se abra lentamente sobre mi tumba.
Ya no te veré más, pero mi alma inmortal
regresará junto a ti como una hermana fiel.
Escucha, en la noche,
una voz que gime:
Recuérdame.
Balzac, una de las más grandes glorias de las letras francesas, recibió la Legión de Honor en 1845, junto con Musset. Al contrario de este, Balzac fue enterrado junto a una multitud impresionante y rodearon su tumba muchos parisinos ilustres, como Alejandro Dumas y Víctor Hugo, siendo este último quien pronunciara la oración fúnebre (que también me he atrevido a traducir, una pequeña parte):
Todos sus libros no forman sino que un libro, vivo, luminoso, profundo, en el que vemos toda nuestra civilización contemporánea ir y venir, caminar y moverse, con un no sé qué de estupefacción y de terrible, mezclado con lo real, libre y maravilloso que el poeta intitula Comedia y que habría podido intitularse Historia (...) Sin saberlo, queriéndolo o no, de una manera consciente o inconsciente, el autor de esa obra inmensa y extraña, pertenece a una raza de escritores revolucionarios.
Para seguir con los grandes escritores franceses, vayamos al que es considerado uno de los más grandes escritores del siglo XX: Marcel Proust, quien muere en 1922, agotado por una bronquitis y, dicen algunos que, prácticamente, se deja morir por no dejarse atender, debido a lo que hoy, sospecho, es reconocido como un trastorno de ansiedad bastante frecuente: la fobia específica sangre-inyecciones-daño. Su tumba se encuentra entre las más visitadas.
Fréderic Chopin y Musset tuvieron por amante a la escritora George Sand (es un pseudónimo, para poder publicar y que la tomaran en serio). Los restos del pianista polaco descansan en su amada París, luego de su errática y triste estancia en Inglaterra. Sus funerales fueron grandiosos, al que acudieron unas 3000 personas a la iglesia de la Madeleine. El compositor había dejado expreso que se interpretara sus
Preludios en
mi menor y en
si mayor, para dar paso al
Réquiem de Mozart, además de su propia
Sonata nº 2. La escultura representa a Euterpe, musa de la Música, llorando y puede verse al frente el medallón hecho a partir de la máscara mortuoria del compositor. La tumba se hizo bajo el patrocinio de sus alumnos, su hermana y, el resto, gracias a una colecta.
Un poco más delante se encuentra la
tumba del nobel (1967) de la letras latinoamericanas Miguel Ángel Asturias, la referencia indígena en su obra, hizo que se le dedicase como estela funeraria esta réplica de una estela maya.
Una hermosa escultura yaciente reposa en la tumba de
Félix Faure, ex presidente francés, la escultura fue realizada por
René de Saint-Marceau, quien representa al hombre de Estado acostado bajo la bandera francesa y rusa, para recordar su papel en la Alianza Franco-rusa. La muerte de este personaje la rodea el misterio, y en un
curioso reportaje, se afirma que murió mientras su amante le practicaba una felación. Ya que los periódicos más anarquistas hacían burla de las "sospechosas" causas de su deceso, diciendo que "había muerto por haber sacrificado demasiado a Venus". Una muerte dulce, sin duda.
Una escultura que llama la atención es la de la tumba del artista
Jean-Joseph Carriès. Muchas de sus obras se encuentran en el Museo de Orsay. En su mano sostiene a un pequeño mosquetero, que había estado desaparecido por mucho tiempo y que felizmente se ha recuperado. Es uno de los pocos casos que ha resistido a los
robos y destrucciones continuas que también sufre este cementerio. La obra es producto de un
autorretrato que el escultor realizara en cera a la edad de 32 años.
El escultor, que trabajaba también en gres, falleció después de un encargo titánico, la Puerta Monumental (en gres)
, destinada a dar paso al manuscrito original del Parsifal de Wagner, que le costó más dinero (lo que era en principio 60 mil francos ascendió a 100) y tiempo de lo planificado, llevándolo, al pobre, a la ruina y al deterioro físico (y supongo psicológico), conduciéndolo, más tarde a la muerte sin poder terminar la puerta, que hoy es considerada, de lo poco que queda, una obra maestra.
Abajo, vemos la
Tumba del pintor e icono romántico:
Théodore Gericault, famoso por su
Balsa de la Medusa, expuesta en el Louvre. En la base, se puede ver una recreación en bronce
de esta pintura.
El top de las más visitadas
Père-Lachaise tiene también su lista de las más visitadas. Sin duda, entre los primeros lugares (sino el primero) se encuentra la tumba del músico Jim Morrison. Que bien lo apunta la web de
Cementerios franceses y de más allá, que
La tumba de Jim Morrison es a Père-Lachaise lo que la Gioconda al Louvre. Hoy en día se encuentra cercada para evitar más actos de vandalismo (pintadas, botellas de alcohol, robos...)
. Tristemente, el pequeño busto, del mítico cantante, que otrora se encontrara coronando su tumba, ha desaparecido, por lo que hoy solo se encuentra una pequeña foto a modo de ayuda para los visitantes más despistados.
La tumba de Édith Piaf está también entre las más visitadas. El entierro de la más célebre cantante francesa fue acompañado por unos 40 mil parisinos (
ver vídeo).
Un capítulo aparte: la tumba 'queer' de Oscar Wilde
Hay que hacer un inciso en otra de las tumbas más visitadas: la del escritor Oscar Wilde que, desde 2012 se restauró y se cercó con un vidrio para protegerla del deterioro causado por los cientos de besos con pintura de labios que allí les dejaban los peregrinos (aunque, como se ve en la foto, hay gente que igual los deja), por lo que se ha convertido en una suerte de
memorial Queer . Y se le han dedicados ensayos y libros a la historia que rodea este monumento.
Para el epitafio, se escogió unos versos (del final de la parte IV) de su extenso poema:
La Balada de la cárcel de Reading (1987); la cual escribió después de haber sido liberado de la misma, en donde había cumplido una condena de dos años a trabajos forzados por "actos de gran indecencia con un hombre joven". El poema narra la ejecución de un condenado a muerte y, en sus versos describe igual la vida, sentimientos y tratos en dicha cárcel, (leer
poema completo en inglés). Se ha traducido de manera libre (gracias a Álvaro Friera):
Y ajenas lágrimas llenarán para él
la urna de la Piedad, hace tiempo rota,
pues serán los parias quienes le lloren,
y a los parias siempre les acompaña el duelo.
Resulta curioso que, aún después de su muerte, que todo lo relacionado con Oscar Wilde, incluso su tumba, siguiera siendo objeto de múltiples polémicas y escándalos. La escultura, de una modernidad sorprendente (tanto estética como la idea
queer reivindicativa), es obra del artista británico
Jacob Epstein. Desde sus inicios fue celebrada por algunos y, por otros, considerada como obscena, ya que el ángel-esfinge exhibía sus genitales que, además, no eran para nada discretos.
Cuando Wilde muere, arruinado, sus amigos con mucho esfuerzo consiguen pagar una ataúd barato y una parcela temporal en el humilde cementerio de
Bagneaux (otrora considerado en las afueras). La idea era trasladarlo luego a un lugar mejor y darle una tumba digna a la talla del gran escritor. Con una simple lápida con un hermoso epitafio de la traducción i
nglesa de la biblia:
No se atrevieron a añadir nada a mis palabras, y mi discurso descendió sobre ellos.
En 1909, finalmente, trasladan sus restos a Père-Lachaise y, cinco años más tarde, realizan el monumento de su tumba, que fue producto de una donación anónima de 2 mil liras (el equivalente aproximado a 300 mil euros), hoy se sabe que fue Helen Carew quien lo hizo, poniendo como única condición que fuese Epstein quien la realizara. Uno de los biógrafos de Epstein, Stephen Gardiner, da una apreciación de la obra: En la ejecución de esta escultura Epstein le dio una simplicidad casi brutal a las líneas y, dotó a aquella de una androginia sensual, como de otro mundo, cuestión que vino a representar el cambio radical y moderno del realismo figurativo de la escultura europea del siglo XIX.
Además de inspirarse en las esculturas antiguas de esfinges aladas, Epstein se inspira en las ilustraciones que
Charles Ricketts hiciera para el poema de Wilde,
La Esfinge. Gardiner afirma que esta tensión entre fuentes antiguas y modernas, mezclada con la ornamentación propia de la colaboración entre las ilustraciones de Ricketts y de la gramática de Wilde, es usada con gran efecto en la escultura.
En 1912, tras haber traslado la escultura de su taller londinense a París, el escultor va al cementerio para ultimar unos detalles y se encuentra con la sorpresa de que su obra está cubierta y vigilada por unos gendarmes. El sexo del ángel-esfinge estaba cubierto, y las autoridades le pidieron conmutar dichas partes con una castración o bien esconderlas tras una hoja de parra. Así, que el monumento pasó dos años oculto de la vista pública y bajo vigilancia (¡vaya peligro!). De nada sirvieron las protestas de artistas de todo el mundo, al final se decidió, en contra del artista, por la solución de taparlo, y el albacea de Wilde sugirió que sea en forma de mariposa (la cual poco duró y quedaron las partes pudibundas expuestas). Epstein a manera de protesta no asistió a la inauguración (1914). A partir de 1950 la tumba se convirtió en un verdadero lugar de peregrinaje, en especial, de la comunidad gay, lo que hizo que la escultura tuviese más notoriedad, siendo en 1961 tristemente vandalizada con la destrucción de las "polémicas" partes, que contrastaban, notablemente, con la superficie del resto de la escultura, ya que brillaba por el toqueteo que los peregrinos realizaban en el sexo de la esfinge.
El escritor
Michel Dansel recoge una anécdota en la que dos damas inglesas paseaban por el cementerio y se escandalizaron ante la visión de aquella estatua, con tales partes genitales al aire, así que agarraron rocas del camino y los golpearon hasta desprenderlo. Así que el miembro viril de la esfinge, estuvo usándose de pisapapeles en una de las oficinas de conservación del cementerio.
Veinte toneladas de piedra caliza tallada, que desafiaron un siglo la moral más puritana.
Más y más arte
Toda la rica historia que alberga este cementerio de un valor incalculable, muchas de sus tumbas son testimonio de la importancia en las artes, ciencias, pensamiento... que por mucho tiempo hizo de París la capital de la Luz.
Arriba, la magnífica sepultura del
electricista belga,
Zénobe Gramme, inventor del dinamo Grammen, que lo sostiene en su mano.
Tumba (arriba) del cirujano Philippe Dahahan, quien fuera coleccionista de arte, suele confundirse con la tumba del escultor
Rembrant Bugatti, quien es el autor de esta copia en bronce del retrato del deportista, coleccionista y hombre de negocios norteamericano
Samuel Stockton White III (el cual posó como modelo muchas veces para Rodin).
La celebridad de
Cléo de Mérode como bailarina fue sin igual, como también su belleza. Así que fue, además, una renombrada modelo de artistas, como Toulouse Lautrec. La escultura de su tumba fue realizada por el diplomático español y escultor Luis Périnat, quien fuera su amante, y la representa apoyada en su propia tumba, contemplando la lápida.
En la foto de arriba vemos la escultura en bronce de la tumba del niño A. Nicoud (1903-1912), inmortalizado con sus rizos y su perro, con una mirada, un tanto lacónica pero despierta, que se pierde en el paisaje.
En la foto vemos parte de uno de los grupos escultóricos más impresionantes del monumental panteón familiar de
Joaquín María Erratzu Goicochea, quien emigró a México y se enriqueció con le negocio de la sal. La obra, que es una de las más fotografiadas, es del excelente escultor catalán
Miguel Blay y Fàbregas, y está bajo la protección de la Unesco.
La pirámide (arriba) pertenece a la tumba de Félix Hipólito Larrey, médico de Napoleón III y, al fondo, se encuentra la estatua ecuestre, cayendo en la batalla de Bailén, de la tumba del general Jacques Nicolas Gobert .
Abajo, la
magnífica sepultura de la Henri Léglise (+1882).
Sin duda es toda una curiosidad este monumento, realizado por artista y fotógrafo André Chabot: La memoria necropolitana, quien ha dedicado su obra a la muerte, fotografiando cementerio y tumbas por el mundo desde hace 30 años.
Abajo, la tumba del que fuera el primer director del Louvre: Dominique Vivant, baron de Denont.
Más fotos...
El columbario rodea a la capilla de estilo neo bizantino y el crematorio, que
es el primero construido en Francia (1889).
Fuentes:
La Mémoire Nécropolitane.
Lista de personajes célebres.
Cimetières de France et d'ailleurs.
Tombes et sepultures dans les cimetières et autres lieux.
Amies et passionnés du Père-Lachaise.
Dinastías célebres que se encuentran en Père-Lachaise
The art Tribune.
Página del cementerio (Alcaldía de París)
Página en francés de algunos
epitafios.
Las tumbas más bellas de París (en francés)
Cementerios de París (en inglés)
Fotos de algunas esculturas impresionantes.
Interesantísimo ensayo sobre la tumba de Oscar Wilde (ing.)
Branch collective.