En un mundo que nos invita cada día más a actuar como borregos ir a contracorriente pareciera que, cada vez más, a los actos de rebeldía e inconformidad se empeñasen en mal clasificarlos como radicales o extremos, otorgándoles un matiz siempre negativo. Pues ir a contracorriente, en muchos casos (tal como los movimientos artístico han demostrado), es un acto creativo y que, aplicado a muchas otras áreas se convierte en una experiencia positiva para una mayoría. Todo ello nos sirve para traer a colación una respuesta de lo más interesante y por momentos exitosa a esa parte más negativa de las economías globalizada. El dinero en su forma especulativa.
Vista del lago Chiemsee y de la bella Frauen Insel.
©Chiemgau Turismus e.V.
En lo que pertenece a la Alta Baviera, a unos 90 kilómetros de Múnich, está el distrito de Rosemheim, en la que se encuentra el idílico muncipio de Chiemsee, lugar en el que su hermoso lago y alrededores inspiró al rey Ludwig II de Baviera la construcción de una versión del
Palacio de Versalles. A la región que rodea el lago se le llama
Chiemgau.

Allí, en 2003 un profesor de secundaria, Christian Gelleri, inició un proyecto al cual se apuntaron al principio solo alumnas, y en el que se trataba de diseñar y crear una moneda local. Dicho proyecto se puso en marcha un año después y hoy en día parece ser imparable...
El nombre de la moneda es
Chiemgauer y su idea partió de una mejor distribución de esa riqueza que posee dicho municipio. Aunque a primera vista pueda parecer un billete del Monopoly, su valor va en paridad al euro (un euro: un Chiemgauer) y en la actualidad deben circular un poco más de millón y medio en esa parte de la región (En
2010 las estadísticas recogía 1.458.119 Chiemgauer en circulación). Dicha moneda de cambio lleva en su revés pinturas de artistas de la región, por ejemplo y, en un principio, era fabricada por los estudiantes y lleva igual su respectivo control.

El éxito de dicha moneda se basa sobre una premisa básica: no sirve para ser acumulada, si no se usa en 3 meses pierde su valor, y hay que pagar un 2% de cada Chiemgauer para validarlo y ponerlo en circulación nuevamente, así que se corta de raíz un posible enriquecimiento especulativo. Por otro lado ha impulsado notablemente la economía de la región, ya que hace que los productos que allí se siembran y producen, puedan ser en su mayoría, consumidos en dichas comunidades, promoviendo así el comercio de las pequeñas tiendas, agricultores de productos, en su mayoría biológicos, y evitando los estragos que hoy se viven con los comercios de grandes superficies, las deslocalizaciones de empresas y la fuga (y concentración en unos pocos) de riquezas, pero sobre todo, hace que los puestos de trabajo permanezcan y se reproduzcan.

Arriba en la foto, la maestra molinera Annelie Wagenstaller muestra sus más recientes libros editados. Ella imparte clases de fabricar pan en un espléndido molino de agua antiguo, todo ello puede pagarse con Chiemgauer, igual que los productos de
su fabulosa tienda.
En el documental
La doble cara de la moneda aparece un productor de queso y afirma que desde que utiliza esa moneda, en corto tiempo, su pequeña empresa ha crecido un 10% y que le ha permitido contratar dos trabajadores más. La moneda no pretende acabar con el euro sino complementarlo, dicen sus fundadores.
Sus premisas: crear empleo y apoyar el pequeño comercio y la pequeña industria. A ello se le suma que un 3% de dicho dinero en circulación se dedica a apoyar obras sociales. Proyectos, por otro lado que son constatables por sus habitantes, los pisos de un colegio, alguna asociación de un barrio, el
La Casa de la Historia y cultura de los trajes bávaros. los efectos de ese porcentaje les son cercanos y visibles, la gente misma escoge en una lista a cuáles obras quiere que sean dirigidos.
El tesorero de la Casa de cultura e historia de los trajes Bávaros
recibió en 2007 una ayuda de 137.000 para dicho proyecto.
Por otro lado su enfoque se inclina hacia los comercios sostenibles: agricultura y productos bio y energías limpias. Una relación de mayor solidaridad entre productores, distribuidores y comerciantes. Y tal como se ha mencionado antes, se busca estimular la economía local para que dicho poder adquisitivo permanezca activo allí donde se produce (y no en la cuenta de tres tipos "listos" en Suiza).
A partir de este enero ya han empezado a otorgarse los microcréditos a las personas emprendedoras con menos recursos. Eso sí, sin intereses, además ya se ha creado la tarjeta de débito correspondiente.
Una iniciativa desde todos los puntos de vista, interesante, solidaria y positiva ya que todos se benefician. Un dato curioso es que el Chiemgauer circula un 3% más rápido que el euro. Por otro lado, esa economía paralela les permitirá en el futuro poder hacer frente a los cambios a la baja del euro, ya que su moneda dependerá de la producción y consumo de ellos y no de esas entidades abstractas que la prensa llama a manera de ente todopoderoso "Los mercados".
Sí, eso parece, otro mundo es posible.
La página oficial es en alemán.
Blog del creador del proyecto.
Acerca del tema en un programa de TV en alemán-
Otro vídeo en alemán.