miércoles, 14 de abril de 2010

Fatih Akin intenta la liviandad

Fatih Akin con su equipo en pleno rodaje de la película.

Cada año escribo una entrada dedicada a mi queridísimo director Fatih Akin. Recientemente, se ha estrenado en España su más reciente película: Soul Kitchen (2009). En muchas entrevistas, y en el mismo resultado de la película, puede verse su declaración de intenciones: ser liviano, dejar de comerse el coco con historias complejas (y también maravillosas), las cuales han venido construyendo su más que interesante tríptico -que esta vez ha aparcado- acerca del amor, la muerte y el demonio (leer sinopsis). El año pasado, el Festival de Cine de Gijón, estrenó Soul Kitchen, siendo Akin uno de los directores invitados en la edición número 47 del festival.

Uno de mis actores favoritos, Birol Ünel.

Soul Kitchen es una comedia que no pretende sino hacer pasar un buen momento de ocio, y lo logra. Una vez más, la música tiene un papel importante en la narración de su historia; esta vez, la  de Zinos (interpretado por Adam Bousdoukos), quien lleva un restaurante de mala muerte, y al que le empiezan a empeorar las cosas... la risa siempre está a salvo de los momentos más trágicos, como queda más que evidenciado en el entierro de una abuela.

 La excelente debutante Anna Bederke junto a Moritz Bleibtreu.

La camaradería, el desacierto, y la condición social de Zinos va a tener un peso fundamental en el desarrollo de la historia. La presencia poderosa de Birol Ünel da vida a un chef que viene a cambiar de cierta forma, el perfil y las ganancias del restaurante. El reparto es muy acertado y no podemos dejar de destacar la actuación de Moritz Bleibtreu, en el papel del desastroso e irredento hermano de Zinos.

Risas, una historia que engancha, buenas actuaciones, sorpresas, una dosis trágica que adereza con gags... La verdad, la he disfrutado mucho, y como siempre, saldré corriendo a comprarme la banda sonora de este fresco y nuevo acierto de Akin, quen en su edición limitada incluye un libro de recetas de un prestigioso chef. Tal como citan en la película... "Comida para el alma".

En la página oficila española se puede ver el tráiler... aunque aparece incorrectamente escrito el nombre de Birol Ünel en las fichas del reparto, ojo.
Página oficial alemana.

jueves, 8 de abril de 2010

Vuelta al blog pero pasando por Estambul


¿Una entrada mensual? ¿Ese va a ser mi media? ¿Por qué he escrito tan poco acá últimamente? ¿Será porque se cumplieron mis deseos-predicciones del Oscar de la Bigelow? En fin, lo sé, qué blog no ha tenido sus silencios alargados. Razones, muchas, más estudios, algo más de trabajo y vacaciones siempre de por medio.
Un elegante y simpático vendedor de tabaco.

La última, a la mágica megalópolis de trece millones de habitantes*: Estambul. No solo es un vibración constante de gentes que transitan, sino que además, estas calles rezuman historia en cada piedra, algún plato delicioso o una canción: Bizancio, Constantinopla, son algunos de los nombre evocadores con la que ella era nombrada.

Los gatos son los reyes absolutos de la ciudad, los cuales deambulan por monumentos, cementerios y parques. Los olores de las especias, la amabilidad de la gente, la arquitectura imponente de las mezquitas, que contrasta con su interior sencillez... Desde los minaretes, los altavoces dan paso al Adhân; que es como se le llama a la llamada a los rezos, valga la redundancia.




Pero como siempre, no puedo ocultar mi debilidad por las ciudades que son atravesadas por ríos o donde el mar es una parte importante. El estrecho del Bósforo divide, no sólo a la ciudad, sino también el oriente del occidente.

Qué mejor que terminar un viaje, sintiéndose, aunque sea por emulación, parte de un lugar en el que uno pasa. Tomándose un té, fumando una shicha y echando una partidita de bakgammon, para decir: Allaha ismarladik, Istambul (que no es más que: hasta la vista, Estambul).


*Cifra leída en mi estancia en un periódico de la ciudad, que refierían a estimaciones recientes.